1、Hubo una vez una joven muy bella que no teníapadres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ellaquien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tanmanchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta. Un día el Rey de aq
2、uel país anunció que ibaa dar una gran fiesta a la que invitaba a todas las jóvenes casaderas del reino.- TúCenicienta, no irás -dijo la madrastra-. Te quedarás en casa fregando el suelo ypreparando la cena para cuando volvamos. Llegóel día del baile y Cenicienta apesadumbrada vio par
3、tir a sus hermanastras hacia elPalacio Real. Cuando se encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos.- ¿Porqué seré tan desgraciada? -exclamó-. De pronto se le apareció su Hada Madrina. - No tepreocupes -exclamó el Hada-. Tu también podrás ir al baile, pero con una condici
4、ón,que cuando el reloj de Palacio dé las doce campanadas tendrás que regresar sin falta. Ytocándola con su varita mágica la transformó en una maravillosa joven. La llegada de Cenicienta al Palacio causóhonda admiración. Al entrar en la sala de baile, el Rey quedó tan prendado de su be
5、llezaque bailó con ella toda la noche. Sus hermanastras no la reconocieron y se preguntabanquién sería aquella joven. En medio de tanta felicidad Cenicienta oyósonar en el reloj de Palacio las doce.- ¡Oh,Dios mío! ¡Tengo que irme! -exclamó-. Como una exhalación atravesó el salón y
6、bajó la escalinata perdiendo en su huída un zapato, que el Rey recogió asombrado. Para encontrar a la bella joven, el Rey ideóun plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato. Envió a sus heraldos arecorrer todo el Reino. Las doncellas se lo probaban en vano, pues no hab
7、ía ni una aquien le fuera bien el zapatito. Al fin llegaron a casa de Cenicienta, y claroestá que sus hermanastras no pudieron calzar el zapato, pero cuando se lo puso Cenicientavieron con estupor que le estaba perfecto. Yasí sucedió que elPríncipe se casó con lajoven y vivieron mu